
¿Alguna vez has pasado por una fábrica llena del zumbido de... maquinaria ¿O un supermercado abierto las 24 horas? Si es así, has presenciado la esencia oculta que impulsa la industria moderna: un flujo de electricidad constante y confiable.
Pero piensen en esto: ¿qué ocurre cuando los paneles solares producen un exceso de energía en un día soleado o cuando la red eléctrica colapsa durante una tormenta intensa? Aquí es donde interviene el Sistema de Conversión de Energía (SCP).
Puede que no parezca gran cosa, pero esta maravilla tecnológica está transformando, de forma silenciosa pero significativa, la forma en que las industrias almacenan, gestionan y aprovechan al máximo la energía. Analicemos con más detalle por qué este dispositivo, aparentemente anodino, es tan crucial tanto para las empresas como para el medio ambiente.
El PCS explicado: mucho más que un simple adaptador
En su nivel más básico, un sistema de conversión de energía funciona como un sistema bidireccional. Imagínelo como un traductor altamente capacitado que media entre tres entidades principales: fuentes de energía como paneles solares, turbinas eólicas y la red eléctrica; sistemas de almacenamiento como baterías de iones de litio y tanques de hidrógeno; y cargas industriales, incluyendo robots de cadena de montaje y unidades de refrigeración.
Los sistemas modernos de conversión de energía son muy diferentes de los simples inversores. Vienen equipados con un software sofisticado que puede realizar cálculos complejos en tiempo real. Por ejemplo, gestionan la conversión entre corriente continua (CC) y corriente alterna (CA).
Toman la energía bruta de las baterías (CC) y la convierten en corriente alterna que la red eléctrica puede usar, y viceversa. Además, regulan la frecuencia para que coincida con el estándar de la red (60 Hz en EE. UU., 50 Hz en Europa) y así proteger los equipos de daños. También pueden almacenar energía durante las horas valle, cuando es más económica, y luego usarla durante los períodos de alta demanda, lo que reduce eficazmente los costos de los servicios públicos.
Tomemos como ejemplo la gigafábrica de Tesla en Nevada. En este caso, los clústeres PCS desempeñan un papel fundamental. Durante el día, cuando la producción de energía solar alcanza su punto máximo al mediodía, el exceso de energía se almacena. Por la noche, esta energía almacenada se utiliza para alimentar la fábrica, lo que ha supuesto una notable reducción del 37 % en los costes energéticos, según los documentos presentados ante la SEC en 2023.
Las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, son conocidas por su imprevisibilidad. En un instante el sol brilla con fuerza y al siguiente se esconde tras las nubes; el viento puede soplar con fuerza un instante y luego amainar. Aquí es donde brilla el PCS.
En días con abundante energía solar, garantiza que el excedente se utilice para cargar baterías en lugar de saturar la red eléctrica. Y cuando se pone el sol o hay un corte de suministro, la energía almacenada se puede utilizar sin problemas.
Un buen ejemplo es lo que ocurrió en una planta de BMW en Carolina del Sur en 2022. Cuando azotó un huracán, la planta corría el riesgo de sufrir un tiempo de inactividad significativo. Pero gracias a su sistema de respaldo de baterías impulsado por PCS, evitó pérdidas de 2,1 millones de dólares. El sistema cambió al modo isla en menos de 10 milisegundos, ¡en menos de lo que se puede pensar!
Gobiernos de todo el mundo están impulsando a las industrias a reducir sus emisiones de carbono. En Estados Unidos, por ejemplo, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) ofrece un importante crédito fiscal del 30 % para sistemas de almacenamiento de energía industrial que incorporan PCS. Esto no solo incentiva a las empresas a adoptar soluciones energéticas más sostenibles, sino que también hace que invertir en PCS sea una opción financieramente más viable.
Las fábricas están encontrando nuevas formas de obtener ganancias mediante el comercio de energía. Pueden cargar sus baterías cuando los precios de la electricidad son bajos, por ejemplo, a $0.03 por kWh durante las noches ventosas de Texas. Luego, durante las horas punta, cuando los precios se disparan a $0.18 por kWh, pueden vender la energía almacenada a la red eléctrica. Algunos programas informáticos avanzados de PCS incluso utilizan datos meteorológicos y tendencias bursátiles para predecir los picos de precios, lo que ofrece a las empresas una ventaja en este mercado energético emergente.
Un estudio realizado por el MIT en 2023 demostró el poder de la IA en los sistemas de control de procesos (SCP). Mediante el aprendizaje automático, los SCP pudieron predecir cuándo la maquinaria consumiría una gran cantidad de energía, como al arrancar el horno de arco de una acería. Al precargar los condensadores, se pudieron prevenir las caídas de tensión. En plantas automotrices simuladas, esto condujo a una reducción del 22 % en los errores de producción.
Tras un apagón, reiniciar la red eléctrica puede ser un problema complejo. La mayoría de las redes necesitan energía externa para volver a funcionar, lo que crea un dilema. Sin embargo, las unidades PCS avanzadas pueden utilizar la energía residual de las baterías para arrancar por sí solas y, posteriormente, contribuir a la reactivación de la red.
La carga y descarga frecuente de las baterías de iones de litio puede provocar su degradación con el tiempo. Para solucionar este problema, empresas como Fluence están integrando PCS con algoritmos adaptativos. Estos algoritmos priorizan el mantenimiento de la salud de la batería sobre el ahorro de costes a corto plazo, garantizando así una mayor duración de las baterías.
La amenaza de ciberataques a los PCS es una preocupación real. Un PCS pirateado podría interrumpir la red eléctrica o provocar la filtración de datos de producción confidenciales. Una investigación de Stanford de 2023 reveló que el 80 % del firmware de los PCS industriales presentaba vulnerabilidades. Sin embargo, están surgiendo nuevas tecnologías de cifrado basadas en blockchain, que ofrecen esperanzas para una mayor seguridad.
La producción de chips de SiC requiere materiales como el galio y las tierras raras, que suelen extraerse en regiones con situaciones geopolíticas complejas. Esto dificulta, por ejemplo, que Estados Unidos haga realidad la visión del presidente Biden de fabricar PCS a nivel nacional.
Siemens Energy está probando actualmente unidades PCS que pueden alternar entre almacenamiento de hidrógeno basado en baterías y almacenamiento de hidrógeno verde. Esto resulta especialmente prometedor para industrias como la siderúrgica, que requiere un suministro continuo de energía de alta temperatura las 24 horas del día.
En el futuro, podríamos ver unidades PCS capaces de negociar directamente el suministro de energía con fábricas vecinas mediante tecnología 5G, eliminando así al intermediario: la empresa de servicios públicos. Proyectos piloto en la cuenca del Ruhr, Alemania, ya están explorando esta posibilidad.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos (DARPA) incluyó la investigación sobre PCS cuánticos en su ronda de financiación de 2024. El objetivo es utilizar cúbits para gestionar las fluctuaciones de la red que se producen en microsegundos, una hazaña que la tecnología actual apenas logra.
Para estudiantes de ingeniería, entusiastas de las políticas o futuros líderes empresariales, el Sistema de Conversión de Energía es crucial. Puede reducir drásticamente las emisiones industriales de CO₂ (la industria pesada contribuye con alrededor del 30 % de las emisiones globales), transformar los mercados energéticos y las finanzas corporativas, y disminuir la dependencia de los volátiles suministros de petróleo y carbón.
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